miércoles, 28 de septiembre de 2016

DOMUND 2016: SAL DE TU TIERRA

Pocas veces un lema del DOMUND habrá sido tan lacónico, escueto, directo, desconcertante… Y podríamos seguir colocando calificativos. No cabe duda que se presta a muchas lecturas, aunque –está clara-  la intención de las OMP es que cojamos al toro por los cuernos: no hay justificación alguna para taponarnos los oídos ante esas cuatro palabras saliendo de la boca de Dios. Es decir, como iglesia, no podemos buscar ninguna excusa para cerrar la puerta y quedarnos al calorcito de casa (en invierno) o suavemente acariciados por el aire acondicionado (en verano). Se nos exige salir a la intemperie.

Salida en panga

Pongámonos en contexto (Gn 12,1): es Dios el que va al encuentro de Abraham (primer personaje histórico, real, de la Biblia), le habla y le dice ese mensaje taxativo que marca un cambio radical en la historia de las religiones. Hasta ese momento los hombres “fabrican” sus dioses (incluso físicamente: hacen imágenes de madera, yeso, metal…) los llevan a la espalda o en brazos, les hacen un altar donde creen conveniente y le rinden el culto que creen agradará a “su” dios o le piden lo que necesitan y creen él podrá concederles. Los hombres toman la iniciativa y marcan todos los pasos hasta el final, manejan a sus dioses a voluntad.

Salida andandoCon la historia de Abraham cambia todo radicalmente: es Dios el que se dirige a él, le manda SALIR de su tierra, dejar a los suyos e ir a dónde Él ha decidido. Dios toma la iniciativa y lleva la voz cantante en todo ¡cambió la historia! Desde el principio hasta el final el Dios de la Historia, se revela en ella y teje sus hilos a su manera.

Salida por los cerros

La  historia de Abrahan dará a entender, desde el inicio, el lema del Domund 2016: no se trata de lo que la iglesia piense, planifique y decida, NO. Se trata de que Dios ha dicho a la Iglesia –laicos, sacerdotes, religiosos- “¡sal!” Y se lo ha dicho a la Iglesia universal y a cada una de las iglesias particulares –cada diócesis- “¡salgan!”. No cabe el contar el número de seminaristas o sacerdotes que tenemos, compararlo con las parroquias creadas o que pensábamos crear este año y luego decidir…NO. No somos nosotros los que llevamos la iniciativa…

Salida con pínfanos

Jesucristo lo tenía muy claro cuando antes de la ascensión dijo aquello de: “Id por todo el mundo y anunciar la Buena Noticia…” (Mt. 29,19) ¿Quién? ¿Quiénes? Quienes se digan ser la Iglesia de Jesucristo, la única verdadera (la “iglesia estufa” o la “iglesia aire acondicionado” NO, las iglesias encerradas no son la de Jesucristo). El mismo había experimentado que el Padre marcaba el camino a aceptar: “Si es posible…mas no se haga mi voluntad, si no la tuya” (Mc 14,36).


Salidas en comunidadEso es lo primero y más radical que nos dice el Domund: Somos Iglesia en salida y no puede ser de otra manera. Por supuesto, nos dice más: si salimos de nuestra tierra, de nuestra parentela para ir a la que El nos envíe tendremos que “quitarnos las sandalias” como Moisés (Ex 3,5). Los pueblos, las culturas y las iglesias a las que nos lleve el Señor son siempre sagrados, merecen todo nuestro respeto. Y esto también es muy serio, los misioneros sabemos que eso significa muchas cosas:
1) Prepararnos bien en todos los sentidos: no basta ni con buena voluntad ni con “emotividad y pasión misioneras”. Es irresponsabilidad grave ir a otra tierra –que es siempre sagrada- sin descalzarnos antes, comenzando por dejar todo lo que tenemos que dejar.

2) Descalzarse significa también no llevar “maletas” o llevarlas casi vacías: el Señor y las personas de esos lugares poco a poco nos las irán llenando (no siempre como o con lo que nosotros queramos). Aprender a desprendernos no sólo de nuestras formas culturales, costumbres y demás, sino también de muchos de nuestros saberes, de nuestras teologías y hasta de nuestros conceptos morales…

3) Y aceptar que siempre el Señor nos conduce a “tierras sagradas”, pero especialmente con una clara opción por los pobres (parte integral de la fe cristológica: Benedicto XVI en Aparecida). Y ser muy conscientes de que “es necesario que todos nos dejemos evangelizar por ellos (los pobres)” (E.G. 198). Si algo sentimos fuerte los misioneros es que los pobres nos han evangelizado, nos han ido ayudando a descubrir el verdadero rostro de Dios, el Dios misericordioso.

Salidas que acaban celebrando


Si  nuestra española, si todos nosotros los bautizados asumimos esto, sentiremos la gran “alegría de evangelizar”, como proclama el papa Francisco y, de rebote, enriqueceremos y fecundizaremos nuestras comunidades de origen, nuestras “viejas iglesias” reverdecerán con el tronco de Jesé (Is 11,1).  

                                       José Mª Rojo G.

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