lunes, 24 de octubre de 2016

Enrique Córdova en salida.

“Dios le pide a Abraham que ‘salga de…’… ‘y Abraham partió’. Considero que la Biblia - esa gran Historia de amor entre Dios y su Pueblo- es una historia de vocaciones, de llamados, de comprometidos… la manía de Dios de incomodar para un servicio… y que la Iglesia es también es una historia de constantes llamados a ‘salir y ponerse en partida’.

a caballo

Es una experiencia única, bella, desinstaladora, arriesgada, desafiante… Dios no llama a salir para hacer ‘turismo’ - aunque sea muy interesante y necesario – llama porque hay MUCHAS NECESIDADES QUE ATENDER y a todos los niveles. Por eso se ha convertido en el mayor incómodo para el cristiano y la gente de fe: ¡nos quiere en salida!

visitando comunidades 1

Personalmente, desde que a los doce años dejé mi casa, familia, hábitos, amigos… y entré en el Seminario, no he dejado de salir y partir: Valladolid, Madrid, Kenia, Málaga, Brasil – San Paolo y Río de Janeiro- Roma, Ciudad Real, Valenzuela de Calatrava, Mozambique – Massinga- Puertollano, Argamasilla de Calatrava y ahora en Nicaragua, en Kukra Hill.

Descansando
Salir, supone dejar cosas, casas, personas, costumbres, idioma, amigos, hábitos… y llegar a otro lugar supone novedad, comenzar con nuevas cosas, casas, personas, costumbres, idiomas, amigos, hábitos… supone desconcierto y desinstalación, supone enfrentar nuevos desafíos, abrir los ojos, el corazón, los oídos… porque estás en una tierra desconocida, con gente desconocida, con lengua desconocida, con clima desconocido, con una Iglesia desconocida, no en su fondo y sí en sus formas.

asomándose a la ventana

Como digo, una experiencia única, dolorosa, humillante, pero muy rica a todos los niveles. Es una experiencia de transformación, inculturación, adaptación, nacer casi de nuevo, y os confieso que lo más duro y complicado es entrar en el corazón de la cultura y la gente, aun sabiendo que somos de fuera, que no somos de allí. Nos delata el acento, las formas, la cara, la piel… ‘ni modo’: ¡somos extranjeros! Y siempre lo seremos, pero el bajar hasta las profundidades de la nueva tierra supone renacer, relativizar las formas, ahondar en los fondos, ir con tiento, evitar imponer, implantar, hablar demasiado de ‘en mi tierra se hace así’. Es una verdadera batalla.

Pero, saben, encontrarse con el ser humano en otras latitudes, compartir, comunicarse, formar parte de su historia, hacer camino con ellos a su nivel… es un milagro de fe, de vida compartida y ofrecida… y es que uno se encuentra siempre con la criatura creada por Dios y en esta Iglesia que ha sabido integrarse, inculturarse y enriquecer con el Evangelio la vida de las gentes, muchas veces oscuro, perturbado, desviado, pero allí ha dejado la semilla del Evangelio.

Siempre os convido a que, al menos, hagáis un poco de salida, aunque sea de turismo, porque algo se queda. ¡Seguro!”.

1 comentario:

  1. Amigos Leo y compañeros del IEME. Qué sintonía la de los tres comentando el "sal de tu tierra". Y hoy resuena especialmente al tener la noticia de la salida definitiva de nuestro querido amigo Juan José Alarcia. Comparto con vosotros el sentimiento de la ausencia y la alegría del fruto misionero madurado tan gozosamente. Un abrazo para todos. Juan Robles.

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